martes, 19 de octubre de 2010

He amado un recuerdo. Un sueño.
He amado las hojas que caían en primavera y las hojas que levantaban el vuelo en otoño. Amé el sol invernal y la lluvia de estío. Se complementan del mismo modo en el que el sueño complementa a la oscuridad. Del mismo modo que sin el párpado no habría oscuridad pese a ser parte de nuestros ojos, la pantalla del color.
Pregúntame ahora si la música no es silencio o si el teatro o la danza no es quietud. El pájaro sin el suelo, o el mar sin tierra.
Pregúntame ahora si he amado. Si recordar no es amar o si soñar no es recordar.

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